El arte de comer en Galicia
En Galicia no solo resulta fácil comer muy bien, sino que se pueden vivir algunas experiencias culinarias propias de la zona como, por ejemplo, formar parte del ritual que se sigue antes de beber su famosa queimada, probar su famoso pulpo á feira, comer en un pazo o conocer cómo trabajan los percebeiros. Estas son algunos de los originales planes que seguro conquistarán el paladar del viajero:
Ser marinero por un día
Vivir una jornada “marinera” es algo que suele sorprender al viajero positivamente. En Galicia se ofrecen actividades como experimentar un día de pesca y cocinar las propias capturas, ver a los percebeiros enfrentándose al mar entre las rocas para conseguir los riquísimos percebes, hacer un curso práctico de marisqueo en lugares como la isla de A Toxa; ir a una lonja como la de Fisterra y participar del curioso “ritual” de la subasta de pescados que se hace a viva voz; navegar en catamarán en O Grove (la “capital del marisco”) con una degustación de mejillones; ver la puesta de sol desde un velero mientras se brinda con vino gallego… Para empaparse de todo este ambiente, nada como probar un pulpo á feira preparado por las famosas pulpeiras de Carballiño o recorrer villas marineras como Muros, Fisterra y Muxía. Avisamos: una buena mariscada de centollas o bogavantes gallegos no se olvida fácilmente.
Tapear e ir de vinos en los cascos viejos de las ciudades
Es una delicia en todos los aspectos caminar por el casco antiguo de Ourense, Pontevedra, A Coruña, Santiago de Compostela o Vigo. Calles cargadas de historia acogen tabernas tradicionales que ofrecen en sus cartas las mejores tapas. Hay zonas de mucha fama, como el mercado de A Pedra de Vigo y sus restaurantes en los que comer ostras. Sin embargo, lo mejor es preguntar por la especialidad de cada lugar y sentarse en una terraza al sol para probarlas. Por otro lado, cada vez está más de moda acercarse hasta mercados locales como el de Abastos de Santiago de Compostela donde te cocinarán los productos que compres.
Comer en un furancho, en un pazo o en un molino
A los que buscan un ambiente familiar y acogedor a la hora de comer, les gustará la experiencia de ir a un furancho, pequeños locales o bodegas particulares en los bajos de algunas casas que ofrecen vino directamente del barril y productos caseros como empanadilla de choco, jamón, tortilla…Otra vivencia singular puede ser la de comer en molinos de agua restaurados como los de Meaño, con más de 200 años de antigüedad, que además se encuentran en medio de paisajes de una belleza natural que enamora. Por último, no pueden faltar los alojamientos gallegos por excelencia: los imponentes pazos. Además de ser edificios históricos en medio de maravillosos jardines, muchos de ellos cuentan con restaurante.
Buscar “estrellas” en sus restaurantes
Si te gusta la alta cocina, de tradición o de vanguardia, puedes probar con alguno de los restaurantes gallegos que tienen Estrella Michelin: Auga e Sal, A Tafona, Árbore da Veira, As Garzas, O Retiro da Costiña, O´Pazo y Casa Marcelo (en Coruña); Casa Solla, Culler de Pau, O Eirado, Silabario, Maruja Limón, Pepe Vieira y Yayo Daporta (en Pontevedra) y Nova, Ceibe y Miguel González (en Ourense).
Comer en las Ons: islas que son un paraíso natural protegido
Algunos de los paisajes más bonitos de toda Galicia los encontrarás en el parque nacional de las Islas Atlánticas: playas de aguas cristalinas y arena fina, bosques de pinos, faros, acantilados… El parque está formado por las islas Cíes, Ons, Sálvora y Cortegada. Aunque las más famosas sean seguramente las Cíes, en esta ocasión te proponemos visitar las Ons, no solo para dejar a un lado las prisas y escuchar el rugir del mar en sus misteriosas cuevas marinas llamadas “furnas”, sino para probar su plato estrella: el polbo á Illa (pulpo en la isla).
Vivir una jornada de enoturismo en la Ribeira Sacra
Los viñedos de esta preciosa zona de cañones de 500 metros de profundidad que forman los ríos Sil y Miño, llaman la atención. Aunque parezca increíble, las vides crecen sobre escarpadísimas laderas desafiando a la naturaleza. Por toda la Ribeira Sacra, además de pequeños monasterios que parecen salidos de un cuento, hay multitud de bodegas que se pueden visitar y donde, además de explicarte los métodos de elaboración de los vinos, ofrecen una degustación acompañada de un aperitivo. La jornada se puede completar con un paseo en catamarán por los Cañones del Sil. Y más allá de la Ribeira Sacra, para catar alguno de los vinos más famosos de Galicia, merece la pena acercarse hasta Cambados (la cuna del albariño) o hasta Ribadavia para probar el ribeiro.
Cenar y ver las estrellas desde la montaña más alta de Galicia
Uno de los mejores lugares del mundo para ver las estrellas está en Pena Trevinca, el punto más alto de Galicia, en Ourense. Es una zona espectacular de lagunas glaciares y aldeas de casas de piedra en las que el reloj parece detenerse. Algunas de estas casas rurales están equipadas con telescopio para ver las estrellas… y además en ellas se cocina de maravilla. Muy recomendable la ternera de la zona y vinos como el Denominación de Origen Valdeorras.
Disfrutar de la gastronomía tras relajarse en un balneario
Desayuno en la habitación, acceso privado a un circuito de spa, masaje en pareja, visitas a bodegas, menús degustación, cenas románticas o marineras, restaurantes panorámicos… Es fácil dejarse conquistar por los planes que ofrecen muchos de los balnearios de Galicia. Esta zona de España está llena de fuentes termales, así que puede presumir de balnearios de aguas mineromedicinales de gran calidad. Hay multitud para elegir: Termas de Outariz, Quinta da Agua, Termas A Chavasqueira, La Toja, Mondariz…