En México se estima que la padecen cerca de 1 millón de personas.
La epilepsia es una condición que afecta a alrededor de 65 millones de personas en el mundo. De acuerdo al Programa Prioritario de Epilepsia, en México se estima que está presente en el 1% de la población, es decir, cerca de 1 millón de habitantes.
La epilepsia es una enfermedad cerebral crónica que se caracteriza por episodios breves de movimiento involuntario que pueden involucrar una parte del cuerpo o ser generalizado, y en ocasiones se acompañan de pérdida de conciencia y control de la función intestinal. Se originan por descargas eléctricas excesivas en un grupo de células cerebrales, pueden ir desde episodios breves de ausencia o de contracciones musculares hasta crisis prolongadas y graves. Su frecuencia también puede variar.
“La Sociedad Americana de Epilepsia destaca que, si consideramos Parkinson, Autismo, Trastorno Psicomotor y Esclerosis Múltiple, no tienen el impacto y alcance de la epilepsia en la salud pública” comenta la Dra. Iris Martínez, Neuróloga y especialista en epilepsia del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco Suárez.
A pesar de esto, hay buenas noticias. “En el 70% de los casos, los pacientes podrán ser tratados con medicamentos que controlen sus crisis y pueden llevar su vida de una forma prácticamente normal, esto por medio de un fármaco anticrisis o con dos o tres medicamentos en combinación. De igual manera, si el paciente que a pesar del tratamiento sigue presentando crisis, se identifica que padece una variante llamada fármaco resistente, misma que requiere otros abordajes en hospital de segundo y tercer nivel” continúa la especialista.
A decir de la Dra. Martínez, es importante informarse, además de detectar señales, que pueden ser motoras y no motoras. Las crisis epilépticas pueden ser manejadas casi siempre por médicos de urgencias, pero también existe la posibilidad de acudir con los Médicos Internistas, Pediatras, Neurólogos o Neurólogos Pediatras, si es el caso. Sin embargo, si las crisis continúan, es fundamental acudir con un epileptólogo.
En muchas partes del mundo, los enfermos de epilepsia y sus familias sufren estigmatización y discriminación. Así también, los costos directos pueden suponer una carga considerable para los hogares, por lo que recurrir a medicamentos genéricos representa una alternativa accesible.
La discriminación, los prejuicios y mitos arraigados deben ser combatidos desde la estructura de la sociedad, ya que pueden hacer que las personas se mantengan aisladas y retrasar su tratamiento y/o reintegración a sus actividades.